Apresado estoy,
custodiado por cadenas,
llorado tristemente,
ahogando mis penas.
El suelo está frío,
lo noto al mirar las estrellas,
tumbado en el suelo,
mi espalda calienta las piedras.
Preso y vigilado,
por dos jóvenes centinelas,
que conforman mi familia,
junto con la luna y las estrellas.
Un hombre armado entró,
en mi casa a robarme tierras,
y yo defendí a mi familia,
con espada presta.
Ahora estoy aquí,
encerrado entre piedras,
añorando a mi esposa,
mis hijos y mi cerca.
Ni siquiera sé,
si moriré mañana;
si será aquí,
o si será en la plaza.
Puede que sea en la horca,
o de un golpe de azada;
desde el típico ahogamiento,
hasta el corte de hacha.
Lo peor que ocurrirá
será ver a mi amada,
llorando sola,
en esa triste plaza.
Rezo a dios,
para que no ocurra nada,
porque entonces;
en dos se partirá mi alma.
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